Lauren Howes

Lauren Howes: Revelar espacios. La distribución en la comunidad de cine experimental.

Por Colectivo Arkhé

El celuloide, para los artistas, es como el lienzo de un pintor. Proyectar en fílmico es fundamental para entender y percibir el lenguaje de las imágenes en movimiento.

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¿Cómo nace el interés por la distribución de cine experimental? ¿En qué consiste su trabajo?

Estudié cine en la universidad y obtuve una licenciatura en Producción Cinematográfica, pero nunca quise ser parte de la industria, en cambio, me interesaba trabajar en el campo del cine experimental. Las vanguardias me habían impactado durante mis estudios y fui descubriendo cineastas que resistían los modelos estandarizados de producción y que establecían una continuidad con las prácticas vanguardistas. Antes de graduarme trabajé durante un tiempo en el Media Art Center de Vancouver, principalmente en cuestiones de distribución. Esa experiencia marcó un camino en mi trabajo. Fundamentalmente, me atrae el hecho de que el distribuidor funciona como intermediario entre el realizador y el curador. Su tarea consiste en asistir al artista en la promoción y el marketing de su obra mediante herramientas prácticas y creativas. Es quien se ocupa de crear redes entre curadores, programadores y educadores; debe participar y colaborar en los festivales y proyecciones a nivel global, y también debe contribuir con la comunidad internacional dedicada al soporte y la difusión del arte medial.

¿Cuál es su opinión sobre los derechos de autor, particularmente en cuanto a la producción de cine experimental?

La cuestión de los derechos de autor es un tema en constante expansión, sobre todo respecto de las licencias de contenidos en Internet. Las plataformas de Internet están funcionando en la misma forma que lo hacían o hacen los organismos tradicionales de radiodifusión, excepto por el hecho de que no tienen las mismas tarifas de licencia. De este modo, se genera una fuerte presión sobre los gobiernos para modificar las leyes de derechos de autor ya que la industria cinematográfica dominante quiere protegerse contra la piratería. El hecho es que esta problemática afecta, inevitablemente, a los artistas independientes, especialmente a aquellos que trabajan con material reapropiado.

¿Cuál es el criterio para la inclusión de realizadores experimentales en el Canadian Filmmakers Distribution Centre (CFMDC) que usted dirige?

En el CFMDC incorporamos trabajos tanto de artistas canadienses como de artistas internacionales. Somos una organización de membresía, el criterio básico que manejamos consiste en que el realizador pague, por única vez, el costo de membresía, que es de setenta y cinco dólares. Luego, cuando el trabajo ya ha sido presentado, realizamos un plan de distribución para la película de acuerdo con lo que conviene a la obra en relación con la base de clientes que tenemos. Contamos con tres niveles de planes de distribución diferentes. El plan Basic Meaning está orientado a trabajos para los cuales no hay un gran mercado; no obstante, los ponemos en nuestro catálogo y los promocionamos como una nueva adquisición. Luego existe el plan Focused, que está pensado para trabajos con una focalización de clientes específicos. Y el tercero es el plan Intensive, que está planteado para trabajos que creemos que pueden superar todas las bases de clientes con las que cuenta el Centro.

El acceso al material fílmico está desapareciendo, ¿qué expectativas tiene usted para el futuro desde el punto de vista de la distribución?

El celuloide es, definitivamente y cada vez más, un formato enrarecido tanto para los realizadores como para los curadores. El CFMDC es la única distribuidora independiente de Canadá. Y no solamente tiene un número sustancial de películas en fílmico –más de mil títulos–, sino que también se especializa en el mantenimiento, chequeo, manejo y preservación de las copias. Quienes trabajamos en el campo del cine experimental pertenecemos a una comunidad dedicada al fílmico e interesada en particular en él, y esto tiene una razón. Nuestra tarea consiste en dar continuidad, mostrar y difundir las películas realizadas en soporte fotoquímico en proyecciones de cine puesto que el celuloide, para los artistas, es como el lienzo de un pintor. Proyectar en fílmico es fundamental para entender y percibir el lenguaje de las imágenes en movimiento. Tanto en el caso de nuevos realizadores que utilizan el fílmico como en las obras históricas, por ejemplo, las de Joyce Wieland presentadas en la BIM.

¿Podría describir cómo funcionan los modelos de producción de cine experimental en Canadá?

Canadá es un país muy afortunado porque cuenta con un aporte considerable a la producción experimental a través de la financiación pública. Estas financiaciones son posibles gracias a las subvenciones que el Consejo de Artes de Canadá otorga a los artistas mediante becas. El Consejo financia tanto a los centros de producción que otorgan a los artistas las herramientas para producir como a los expositores y festivales que apoyan el producto final con proyecciones y a los distribuidores que asisten al artista para que coloque su trabajo en proyecciones alrededor del mundo y abogan para que el artista cobre dinero. Afortunadamente, la ciudad de Toronto cuenta también con laboratorios de fílmico, con lo cual los artistas que se dedican al celuloide tienen los medios para utilizar el material que gusten. Existe, entonces, una comunidad de cine independiente muy entusiasta no solo en Toronto, sino en todo Canadá. Las condiciones de producción que hay en nuestro país son únicas en relación con los cortes tan drásticos que ha habido en Estados Unidos o Europa.
Por otro lado, me interesa destacar la solidez de la programación de esta bienal, que demuestra que hay una comunidad de realizadores experimentales muy interesante en Sudamérica y que me obliga a pensar las relaciones de semejanza entre lo que sucede en Toronto con lo que sucede aquí en Buenos Aires. La diferencia radica en que en América del Sur no se encuentran los mismos mecanismos de producción y financiación. Esto hace destacable en mayor medida y desde una mayor independencia la producción experimental. En este sentido, el festival no solo exhibió la escena contemporánea, sino que también se ocupó de mostrar trabajos retrospectivos que hacen referencia histórica a una larga tradición de la práctica experimental, como las obras de Jorge Honik, que me permitieron contextualizar este fenómeno.