Proyectos

Ejercicios de memoria

“Los muertos demandan a los vivos: recordadlo todo y contadlo, no solamente para combatir los campos sino para que nuestra vida, al dejar de sí una huella, conserve su sentido”
(1) Tzvetan Todorov


Video Producido por el Centro de producción de la UNTREF

Hay testimonios, como hay documentos, fotografía, sonido, imagen en movimiento. No se trata de representar cuando el problema en cuestión está documentado. Hay certezas, incluso sobre la incertidumbre que dejan las ausencias. Aquí las imágenes no remiten. No transitan el desafío de la representación del horror. Se presentan como material de procesos reflexivos.

En ese sentido, parafraseando a Godard, las de esta muestra no son obras políticas, sino producción política de obras de arte. Quizás por ahí transite una respuesta al gran desafío estético de nuestro siglo, donde choca aquella idea de Adorno – “Luego de lo que pasó en el campo de Auschwitz es cosa barbárica escribir un poema”- con la necesidad punzante de continuar con la producción artística.

Ya vimos, ya sabemos. Eludir la dureza de la imagen naturalista no habilita la negación ni justifica sentirse satisfecho con la evidencia, debe ser más bien el inicio del trabajo. Hacerse cargo del problema sería el comienzo necesario del proceso estético.

“Cuando les mostremos imágenes de las heridas producidas por el NAPALM ustedes cerrarán los ojos. Ustedes cerrarán los ojos frente a las imágenes, luego cerrarán los ojos frente a los recuerdos, luego cerrarán los ojos frente a los hechos”, asegura Harum Farocki en su película Fuego inextinguible, de 1969 (2).

Desplazar la mirada de la imagen del horror es un acto natural, el hecho de mantenerla corre el riesgo de suponer un disfrute perverso.
Lo importante es qué hacer con lo que hemos visto. Qué hacer en imágenes, qué hacer en sonido, qué hacer con sus soportes tecnológicos, estéticamente. Qué ha sucedido, porqué sucedió, como ha podido suceder.

El hecho histórico se transforma en memoria, ésta es una memoria productiva. Su devenir estético no es alegórico, no es simbólico, tampoco representativo, ante todo es necesariamente reflexivo. No narra los hechos del pasado, los vuelve un problema en el presente.
Para lograrlo las obras que integran esta muestra generan dos diferencias fundamentales: con el ámbito de la comunicación, con la bajeza de la publicidad. La función necesaria de la comunicación ha cumplido previamente su objetivo, mantener la obra de arte en su terreno supone un gesto negativo en relación a las dos prácticas. Estas obras se apartan también de la banalidad de lo estúpidamente bello, correspondiente a la maliciosa apariencia de la imagen publicitaria, que trabaja con una intención seductora, en oposición directa al compromiso reflexivo.

Esta muestra es entonces una cuestión de reflexión estética. Aistesis: estudio de las percepciones. Se apunta a una sensibilidad inteligente, critica. Presente en la obra, imperiosa en el espectador.
“La memoria no solamente es múltiple, no solamente son memorias, sino que arranca de lo vivido, de la experiencia, que toma como punto de partida lo que podríamos llamar la marca: la marca que la experiencia vivida graba, graba sobre el cuerpo individual o sobre el cuerpo social”(3) . El espacio propuesto por Ejercicios de Memoria es plural, la diversidad de discursos lleva al espectador a reencontrarse con sus marcas, en la piel, en su contexto, desde nuevas perspectivas generadas en el diálogo con las obras que componen la muestra.

(1) Todorov, Tzvetan. Frente al límite, México, Siglo XXI, 1993.
(2) Pantenburg, Volker. Visibilidades, publicado en Nachdruck/Texte, Belin 2001, traducción de Inge Stache
(3) Calveiro, Pilar. Conferencia “Puentes de la memoria: terrorismo de Estado, sociedad y militancia” UTPBA, Buenos Aires, 2004.