Televisiones – Jorge La Ferla

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Televisiones. Coloquio internacional sobre TV – Buenos Aires – 2011
Jorge La Ferla (compilador)
Espacio Fundación Telefónica
Buenos Aires, 2013


Televisiones, una introducción

Por Jorge La Ferla

La propuesta de este libro es considerar los estudios televisivos vinculados a las artes, la comunicación y el audiovisual. Esta publicación es el resultado del coloquio internacional sobre televisión realizado en Buenos Aires en 2011.1 La compilación testimonia sobre las diversas líneas de fuerza conceptuales y pragmáticas que sus autores ofrecen. Sus escritos formulan propuestas sobre la televisión, las cuales abarcan la formación, la crítica, la producción y sus vínculos con el arte contemporáneo. Pensar la televisión, un medio poco trabajado en proporción a su alcance masivo y su trascendencia a lo largo de la historia del audiovisual, sigue siendo un desafío. Un variado espectro de la academia sigue retaceando el estudio de la televisión; una materia ausente en la mayor parte de los claustros y escuelas de cine. En América Latina las investigaciones sobre el discurso televisivo vienen desarrollando un seguimiento de la TV como máquina semiótica, en su función de aparato ideológico y en las mediaciones que ofrecen su forma y discurso. Estos estudios vinculados a las ciencias de la comunicación se han focalizado en la estructura de la programación, particularmente en las estrategias de los noticieros, las telenovelas, la transmisión de los eventos deportivos y los programas de entrevistas; el dispositivo y el efecto del directo constituyen un tema central. La vigencia del pensamiento de Raymond Williams al definir el concepto de flujo,2 tanto como su visión del medio,3 siguen siendo centrales para estudiar la experiencia concreta de consumo y recepción, que fue modificándose frente a una oferta indiscriminada que combinó géneros y formatos. El menú de decenas de emisoras de TV por cable y hasta centenas de canales de televisión públicos, nacionales e internacionales por satélite se sumó a la irrupción del control remoto, y ello llevó a la exacerbación el magma de la oferta televisiva. Sin embargo, el análisis del fenómeno televisivo desde su fundamento tecnológico, sus marcas discursivas y expresivas de lenguaje y sus múltiples relaciones con el arte, el cine y las nuevas tecnologías, salvo notables excepciones, sigue siendo una rareza. El descubrimiento de la televisión resultó rápidamente patentado a finales de los años 20, y la dejó cautiva de las grandes corporaciones comerciales o entes gubernamentales, lo cual fue una de las causas de la falta de experimentación y prácticas independientes con el medio. Fue tardíamente, a mediados de los 60, cuando la irrupción del video generó una vertiginosa actividad independiente, con la imagen electrónica siempre vinculada a la televisión. La influencia de algunas figuras como Jean-Chistophe Averty, Marshall McLuhan, Gerald O’Grady y Stan Vanderbeek propició una práctica y un pensamiento crítico inaugurados tiempo antes por varios autores y artistas, quienes en el decenio de los 50 presentaron y desarrollaron experiencias creativas y propuestas conceptuales con la televisión. Ya durante los 70 y 80 varios directores de cine adoptaron de manera trascendente el video para diversas realizaciones, dentro y fuera de los canales de TV. Pero fueron los videoartistas quienes desplegaron toda una serie de experiencias radicales con la imagen electrónica en las que la TV era el centro de atención, afirmando una visión crítica sobre el medio masivo del cual provenía. A partir de los años 60, un grupo de artistas argentinos siguió el camino que había inaugurado en la década anterior el rosarino Lucio Fontana en Italia; entre ellos, particularmente David Lamelas y Marta Minujín, que gestaron una serie de obras, bajo la forma de instalaciones y acciones artísticas, que formarían parte de un derrotero histórico que es evaluado en detalle por María José Herrera. El antológico Manifiesto del movimiento espacial para televisión leído por Fontana frente a cámaras de la RAI fue un antecedente conceptual que abrió una vertiente de experiencias y prácticas artísticas sin precedentes con el medio televisivo.

En lo que respecta a la formación y la práctica, los centros de estudios cinematográficos se siguen concentrando en la producción de largometrajes subvencionados, la cual se ha mantenido alejada de cualquier vínculo con la televisión,4 una postura que ha limitado tanto el conocimiento de ese medio masivo como las prácticas artísticas relacionadas con él y su heredera, la tecnología del video, como vía de expresión.5

A medio siglo de su nacimiento en la región, la TV sigue concitando las mayores audiencias en América Latina, con amplias posibilidades de desarrollo tanto a partir de su redituable comercialización como por las formas culturales que propicia en sus vínculos con la cultura popular y desde su función ideológica ligada al sistema de poder.

El valor de cada uno de los textos de este libro proviene de investigaciones y conceptos que surgen de una praxis crítica de cada uno de sus autores sobre la televisión. Escritos que nos ofrecen diversas líneas de fuerza para analizarla en un momento en que se producen profundos cambios en su tecnología y en los modelos de producción, consumo y recepción del audiovisual. Es así como, a partir de un recorrido crítico y retomando el desafío de André Bazin, Pérez Ornia reformula una esencia del medio televisivo. De hecho, sigue siendo un desafío definirlo, ya a ochenta años de su creación y del inicio de su historia. Considerar el invento original de la televisión y su tecnología fundacional siguen siendo posibles puntos de partida que culminan, al menos por el momento, en la actual coyuntura digital. La señal televisiva como esencia de la información en su proceso de traspaso a distancia nos remite a la problemática de la trasmisión y la instancia de su recepción, especificidades que produjeron variables significativas a lo largo de la historia, desde las primeras emisiones por aire a la recepción satelital –una cuestión central en el abordaje de Lisa Parks para su análisis de las significativas marcas que el uso del satélite provoca en los procesos de envío y recepción–. Ya la TV, en su paulatina transferencia informática, ofrece la posibilidad de la interactividad programada que trasciende la opción híbrida de la web TV. Es bajo este desafío que Carlos Ferraz se concentra en el diseño de software específico como un tema de importancia para una oferta televisiva que brinda alternativas interactivas para una navegación inteligente. El creciente predominio de Internet en estas dos últimas décadas incorporó el mensaje televisivo, reformulando la trasmisión en directo a partir de las posibilidades que viene ofreciendo el streaming. Investigar en la denominada pos-TV, como bien la define Mario Carlón, es parte del fenecer6 de los medios analógicos, e implica una apertura a otras problemáticas a partir de su digitalización. Es de referencia, en este sentido,
el estudio de Yvana Fechine acerca de esta perspectiva focalizada en la TV brasileña.

La imagen electrónica, en su baja definición original, dio lugar a una especificidad, y propició una estética que marcó su percepción y consumo. Por su parte, la imagen numérica en alta definición y el cambio de formato de las pantallas vienen generando otros efectos significativos, pero donde se diluye una de sus especificidades originales, determinada por el barrido electrónico secuencial y la baja definición.7

Si bien es cada vez menos utilizado, la trascendencia del efecto del directo, en momentos en que éste se desvanece como práctica concreta de emisión, subyace como simulación y efecto ideológico –tal cual lo señalan y analizan Jean-Paul Fargier y Jane Feuer–, los que son considerados en sus particularidades por Carlón y Fechine. La simultaneidad del proceso de producción, transferencia y recepción definía una información que circulaba en un tiempo real, el cual en sus primeras décadas de funcionamiento, durante el siglo XX, fue imposible de registrar o fijar. Esa particularidad de la televisión fue determinando una forma, un efecto y una percepción que variarían significativamente luego de la aparición de la videograbación, a partir de mediados de los años 50, y derivó en una producción diferida que se convirtió en preponderante. La digitalización de este inmenso flujo es capturada por las redes y se recibe en las pantallas de los aparatos móviles y locativos, produciendo diversas posibilidades de diálogo inteligente con un usuario que se distancia del televidente clásico.

La televisión es el medio que ha acompañado, y marcado, generaciones de ciudadanos televidentes. Alberto Quevedo analiza este medio desde la producción, la recepción y la memoria cultural, poniendo en escena la cuestión de su lenguaje. Por su parte, Andrea Di Castro traza una historia diversa de la televisión que recorre el fenómeno del medio masivo y de las experiencias alternativas, que –para el caso de México– abarca desde el desarrollo tecnológico hasta la programación cultural.

La cuestión de la jurisprudencia sobre las patentes tecnológicas y el otorgamiento de licencias sigue siendo un tema central como parte de la regulación de los medios de comunicación en funciones que el Estado aparenta administrar. En su momento fue la homologación tecnológica la que posibilitó el establecimiento de la televisión como medio masivo y volvió posibles la recepción en frecuencias sintonizadas por un solo monitor y la codificación del color sobre la base de parámetros técnicos únicos.Así fue como los acuerdos por los sistemas uniformes de color, el valor de las frecuencias de las señales y el control absoluto de las frecuencias acabaron con la heterogeneidad y disparidad de las trasmisiones televisivas y afianzaron el control corporativo absoluto por parte de empresas y entes gubernamentales. Aquel modelo de los inicios de la TV en América Latina y en países europeos, tanto los occidentales como los socialistas, de pertenencia estatal, fue languideciendo con el tiempo. Es Italia el país que ha logrado un modelo de referencia, aplicado en América Latina, donde son escasas las diferencias entre la televisión estatal y la privada –que están, por momentos, en las mismas manos de empresarios/políticos– y que testimonia sobre la falta de leyes regulatorias que garanticen una mayor pluralidad. Actualmente, la uniformidad de la programación de la televisión por aire es el resultado de esas políticas y de su consumo por parte de una ciudadanía televidente un tanto pasiva. Frente a una producción cinematográfica totalmente subvencionada y en parte controlada por el Estado, sigue siendo llamativo el descontrol de todo el resto del espectro de la producción audiovisual. La mayor preocupación empresarial de los canales se perpetúa en optimizar los resultados de la ecuación control-inversión-costos, y al ser el rubro beneficios el único objetivo y una exigencia primordial, queda planteada la cuestión de alternativas de producción de programas de calidad. El Estado se ha vuelto prácticamente ausente de cualquier política seria de regulación de la radiodifusión y la producción audiovisual broadcast. Reconsiderar los posibles modelos de producción y emisión a partir de la regulación de las transmisiones que legisla el otorgamiento público de las frecuencias y bandas de aire, Internet y Wi-Fi sigue siendo un tema político. El anclaje corporativo de la televisión ha condicionado a lo largo de la historia su expansión en todas sus posibilidades educativas y expresivas.

Otro capítulo central de esta propuesta editorial, y del coloquio internacional, es la revisión crítica de las múltiples relaciones entre la televisión y el arte contemporáneo. Estos recorridos apelan a una historia de más de medio siglo, destacándose las referencias a autores visionarios que imaginaron los usos de la imagen electrónica con fines artísticos y experimentales fuera y dentro de la TV. Chris Burden, Dan Graham, David Lamelas, Chris Marker, Marshall McLuhan, Marta Minujín, Nam June Paik, Andy Warhol son algunos de los referentes que provocaron alternativas elocuentes para una producción de antología que también implicó una reflexión y crítica desde el ámbito de las artes contemporáneas, y es significativo el recorrido que propone Marco Senaldi a partir del análisis de las experiencias televisivas de artistas como Burden y Warhol. La producción de éstos vinculó tempranamente la práctica del happening y la performance con la televisión. Una historia del medio en que la televisión migró hacia la escena del museo, la galería y las bienales de arte. Así fue surgiendo, de la mano de artistas, una amplia producción independiente que siempre sirvió para reflexionar por default sobre cuestiones inherentes
a la TV. Algunas exposiciones que tuvieron lugar recientemente en museos de arte contemporáneo han venido recorriendo tanto medio siglo de videoarte como una producción de calidad televisiva que se desarrolló dentro de la estructura de la TV. Esas muestras retrospectivas y sus respectivos montajes y curadurías revelaron una revisión crítica de la historia de las instalaciones como práctica artística híbrida que también vincula críticamente la televisión y el video con el arte contemporáneo.8 Los textos de María José Herrera y Valentina Valentini se relacionan con un notable trabajo curatorial asociado con exposiciones y muestras que son resultado de largas investigaciones sobre el tema. La exhibición curada
por Valentini TV/ARS/TV incluía las nuevas tecnologías para una lectura crítica del medio y del ámbito museístico. Como parte de esa selección, Valentini incorporó el recordado proyecto Production/Reception (1976), de Dan Graham, sobre el dispositivo de la trasmisión televisiva, el cual es reconstruido por Iván Marino como una instalación a partir del uso de cámaras digitales y del proceso de streaming, que ofrecen una relectura del proyecto de Graham, así como una lectura de la exposición y del museo.
La escena que propone Marino parte de la relación entre el espacio expositivo y un espectador que observa y que es observado/vigilado. El visitante pone su cuerpo en cuadro y es intermediario de un proceso entre el museo y las obras, entre el directo televisivo y el tiempo real del streaming, según lo analiza críticamente este artista.

El video como medio de extracción televisiva se relacionó, asimismo, de manera significativa con el cine, la televisión, el campo documental y las instalaciones. Varias figuras centrales del ámbito cinematográfico, como Leonardo Favio, Jean-Luc Godard, Alexander Kluge, Jean Renoir, Glauber Rocha, Eric Rohmer, Roberto Rossellini, Raúl Ruiz, Jacques Tati, por solo citar algunos, marcaron un sendero de creación a partir de sus experiencias ligadas a la producción televisiva. Estas prácticas alcanzan otra trascendencia con el proyecto rosselliniano de educación, el cual es analizado por Ángel Quintana, quien resalta la vigencia de una propuesta visionaria sobre la función educativa de la televisión concebida y puesta en práctica por uno de los más destacados directores de cine de la historia.

Esta publicación vincula cada uno de los escritos en cuestión en una convergencia que ofrece variables de pensamiento crítico sobre la televisión. Un intertexto cuyo lenguaje de escritura compilatorio, como el informático, nos ofrece nuevos sentidos que pueden responder al primer texto de nuestro libro: ¿Qué es la televisión?

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1 Espacio Fundación Telefónica, Buenos Aires, octubre de 2011.
2 Williams, Raymond, Televisión. Tecnología y forma cultural, Buenos Aires, Paidós, 2011.
3 Ver Spigel, Lynn, “Introducción a Televisión, Tecnología y forma cultural,” en ReHiMe. Cuadernos de la Red de Historia de los Medios, número temático 2, Televisión, Buenos Aires, 2012
4 Una paradoja aún mayor considerando que en la actualidad ambos medios se basan en el mismo aparato y soporte digital.
5 “Es verdad que el video no posee las cualidades del cine. No tiene el poder de sumergir al espectador en un éxtasis frente a lo real. Pero al mismo tiempo esta situación cambia. Recientemente, en la FEMIS, presenté realizaciones de Bill Viola y de Woody Vasulka y los estudiantes se hacían los entendidos. Ellos no comprenden, o no se quieren enterar, que algún día el cine en soporte fílmico será hecho solamente por una decena de personas. Existirá solamente un laboratorio en el mundo entero
y únicamente servirá para hacer monumentos. Ya hoy en día la mitad del cine se hace en la televisión”. Fargier, Jean-Paul, Videocuadernos, nº 1, Buenos Aires, Universidad del Cine, 1991.
6 Carlón, Mario y Scolari, Carlos, El fin de los medios, Buenos Aires, La Crujía, 2009.
7 Incluso se podría argumentar que la HD no es inherente a la TV. Ver Machado, Arlindo, “O mito da alta definição”, en Fechine, Ivana y Squirra, Sebastião (orgs.), Televisão digital. Desafios para a comunicação, Porto Alegre, Sulina, 2009
8 Destacamos, particularmente, En medio de los medios, María José Herrera, Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), Buenos Aires, 1999; Changing Channels, Matthias Michalka, Museum Moderner Kunst Stiftung Ludwig (MUMOK), Viena, 2010, y TV/ARTS/TV. La televisión tomada por los artistas, Valentina Valentini, Arts Santa Mónica, Barcelona, 2010.