Apuntes sobre películas y video instalaciones – Harun Farocki

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Reseña del libro Desconfiar de las imágenes

Publicado en Desconfiar de las imágenes
Harun Farocki
ISBN 978-987-1622-18-4
Caja Negra Editora
Buenos Aires, 2015


[fragmento del capítulo Apuntes sobre películas…]

LA REALIDAD TENDRÍA QUE COMENZAR*

En 1983, mientras se preparaba la instalación de nuevas armas nucleares en la República Federal Alemana, Günther Anders escribió:
“La realidad debe comenzar. Esto significa que el bloqueo de los accesos a las instalaciones de muerte que aún existen también debe seguir existiendo. […] Esta no es una idea nueva: permítanme recordar una acción pasada –o más bien una “no-acción”– de una época pasada, hace más de cuarenta años. Los Aliados se habían enterado de la verdad sobre los campos de exterminio en Polonia. En seguida se propuso bloquear el acceso a los campos, es decir, bombardear las vías del ferrocarril que llevaban a Auschwitz, Maidanek, etc., y sabotear así mediante este bloqueo el suministro de nuevas víctimas, es decir, la posibilidad de seguir asesinando”.1

Las armas nucleares que se instalan en Alemania Occidental llegan a Bremerhaven por vía marítima y son trasladadas luego en ferrocarril. La información sobre el día de partida y el destino de estos trenes permanece en secreto. Aproximadamente una semana antes del transporte unos aviones del ejército sobrevuelan el trayecto y realizan tomas aéreas del terreno. Media hora antes de que el tren inicie su recorrido se realiza una nueva revisión fotográfica del estado de las vías y se comparan estas imágenes con las primeras. Cotejando las imágenes se puede descubrir si ha ocurrido algún cambio importante: por ejemplo, si recientemente se ha estacionado un vehículo cerca de las vías, para que la policía se acerque por aire o por tierra a comprobar si se trata del camuflaje de un grupo saboteador. No se ha dado a conocer si ya existieron intentos de sabotaje.

Ya durante la Primera Guerra Mundial se realizaban exploraciones del territorio enemigo utilizando fotografías tomadas desde un avión. Incluso antes de que existieran los aviones, había globos aerostáticos y cohetes con máquinas fotográficas y hasta las palomas mensajeras llevaban atadas unas cámaras diminutas.

Durante la Segunda Guerra Mundial fueron los ingleses los primeros en comenzar a equipar todos los bombarderos con dispositivos fotográficos. Como tenían que atravesar el fuego de la artillería antiaérea y de los aviones de caza alemanes, los pilotos siempre intentaban deshacerse de sus bombas lo más rápido posible (no era extraño que en los vuelos de Inglaterra hacia Alemania se perdiera un tercio de los aviones). Asustados, rápidamente los pilotos creían haber arrojado las bombas sobre los objetivos indicados. Pero la libertad con la que habían contado hasta ese momento se redujo de forma importante tras la incorporación de las cámaras. Los pilotos ingleses de los aviones de caza fueron entonces los primeros trabajadores vigilados por una cámara destinada a controlar su eficiencia.

Hasta ese momento el hombre en la guerra había ejecutado un trabajo mucho menos controlado y controlable que cualquier otra actividad industrial, comercial o agraria, ya que no se disponía de control sobre el objeto de su trabajo: el territorio enemigo. De modo que si las percepciones e informes de este tipo de trabajadores fueron, en su momento, significativos, dejaron de serlo con la aparición de la fotografía aérea.

Una imagen fotográfica es un recorte del haz luminoso emitido por los objetos ubicados en un sector espacial determinado. La fotografía reproduce un objeto tridimensional sobre una superficie siguiendo las reglas de la geometría proyectiva. En 1858, el director de obras gubernamentales Albrecht Meydenbauer tuvo la idea de servirse de este principio óptico y utilizar la fotografía como una imagen mensurable en escala. Para medir el frente de la catedral de Wetzlar, Meydenbauer se había subido a un canasto colgado de un aparejo, como los que usaban los limpiadores de ventanas, a fin de evitar así los costos de montar un andamio. Una tarde, para ahorrar tiempo, quiso entrar directamente desde el canasto hacia una de las ventanas de la torre, pero este se alejó precipitadamente de la pared y Meydenbauer casi acaba en el suelo. “Desesperado, me tomé con la mano derecha del borde de un arco y con el pie izquierdo empujé el canasto lo más lejos posible. Este impulso alcanzó para pasar por la abertura y salvarme. […] Mientras bajaba por la escalera se me ocurrió esta idea: ¿se podrá reemplazar la medición manual por la medición de una perspectiva en escala capturada en una imagen fotográfica? Esta idea, que excluía todo esfuerzo y riesgo personal en la medición de un edificio, fue la madre del proceso de medición en escala.”2

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*Este artículo, con el título original “Die Wirklichkeit hätte zu beginnen” fue publicado en Fotovision, Projekt Fotografie nach 150 Jahren, Ed. Sprengel Museum Hannover, 1988.

1 Günther Anders, “Schinkensemmelfrieden – Rede zum Dritten Forum der
Krefelder Friedensinitiative”, en Konkret N° 11, Hamburgo, 1983.
2 Citado según Albrecht Grimm en 120 Jahre Photogrammetrie in Deutschland, Múnich, 1977.